La resaca por el triunfo de Donald Trump ya pasó y México reorganiza su jugada para hacer frente a la nueva jefatura de la Casa Blanca. Pero, ¿qué tan negativa es?
El verbo cáustico de un candidato que prometió construir un muro en la frontera con México, pagado por los propios mexicanos, es una sombra que se cierne sobre las expectativas económicas del país latinoamericano para el 2017. Sin embargo, algunos gestos temprano permiten prever que el escenario no es tan sombrío.
¿Fin del TLC?
Entre las promesas tempranas del nuevo presidente norteamericano estaba poner punto final al Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en el que se involucran EE.UU., México y Canadá.
"Si no obtengo cambios, eliminaría el TLCAN sin pensarlo. El TLCAN lo firmó Bill Clinton y quizá se trata del peor acuerdo comercial firmado en la historia de este país", dijo el mandatario durante su campaña, citado por Forbes. La supresión del convenio, sin embargo, no afectaría demasiado las cuentas de México.
En una conferencia de prensa, el economista jefe del BBVA Bancomer, Carlos Serrano Herrera, consideró que con la salida de EE.UU. del TLCAN, "México tendría que empezar a exportar con las tarifas de la Organización Mundial de Comercio en un esquema NMF (de nación más favorecida) y el impacto sería de 3%, lo que no sería demasiado grave", reseña este jueves
Nuevas alianzas
EE.UU. es el principal socio comercial de México y Trump lo sabe. Pero el nuevo inquilino de la Casa Blanca ha dicho que la relación, en los términos actuales, constituye una "pérdida masiva" para Washinton.
La aspereza de Trump no ha dejado indiferente a otros socios comerciales. Altos funcionarios de China, por ejemplo, se reunieron en recientes días con una delegación mexicana con el objetivo de "estrechar los lazos de sus países", destaca Aristegui Noticias.
"La canciller (Claudia) Ruiz Massieu y el Consejero de Estado Yang Jiechi (…) acordaron profundizar la confianza mutua y desarrollar la interlocución bilateral sobre temas de interés mutuo mediante el Diálogo Estratégico México-China", dijo la Cancillería en un comunicado citado por Reuters.
La posibilidad de diversificar el catálogo de socios para afrontar el eventual debilitamiento de la relación con EE.UU. se ha convertido en una prioridad para el gobierno mexicano. La coyuntura, además, despierta el apetito de otras potencias económicas con interés en el mercado del país latinoamericano.
El otro Trump
En días recientes, un columnista mexicano reveló datos sobre la reunión que habrían sostenido varios hombres de Trump con empresarios mexicanos en Ciudad de México. La información fue confirmada por el portal SDPNoticias.
La delegación norteamericana estuvo encabezada por el jefe de campaña de Trump, Corey Lewandowski, mientras que el grupo de mexicanos fue liderado por el magnate Carlos Slim. Según la columna de Carlos Mota, publicada en El Financiero, "el equipo de Trump habría revelado que la intención del presidente electo es incrementar el flujo comercial con México".
"Dijeron más: hay tres Donald Trump, el candidato, el presidente electo y el que será presidente constitucional", escribió Mota. Entre esos tres podría estar uno más conveniente para la economía mexicana, aunque menos controvertido a nivel mediático.
¿Crisis migratoria?
Otro aspecto que no pasa por debajo de la mesa es la posibilidad de que una crisis migratoria afecte a México con Trump en la presidencia estadounidense. Sin embargo, el precedente de Barack Obama no es elogioso.
Obama, con su discurso menos altisonante, tiene la mácula de ser el presidente que deportó a más mexicanos en los últimos 30 años: un récord de 2,8 millones de personas. Trump, en campaña, prometió devolver a su país de origen a tres millones de indocumentados.
El académico José María Ramos, en entrevista a La Capital de México, lo resumió así: "No hay diferencias significativas entre lo que hemos visto en la administración de Obama (...) que lo que se puede esperar con Trump que podría superar los tres millones".// RT
0 comentarios:
Publicar un comentario