México se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en América Latina

<div align="justify"> <b><a href="https://mx.reyqui.com/2013/03/mexico-estados-unidos-mexicanos.html" target="_blank">México</a> </b>sigue siendo uno de los países<b> más peligrosos para ejercer el periodismo</b> en <b><a href="http://reyquiblog.blogspot.com/2015/04/america-latina-o-latinoamerica.html" target="_blank">América Latina</a></b>. Así lo alertó la organización internacional <b>Reporteros Sin Fronteras</b> (RSF) en su más reciente informe “<b>Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020</b>”, que evalúa cada año la situación del periodismo en <b>180 países.</b></div> <div align="justify"> <b><br /></b></div> <div align="justify"> Para ello, RSF <b>midió el desempeño</b> de cada país teniendo en cuenta los siguientes <b>factores</b>: el pluralismo, la independencia de los medios de comunicación, el ambiente de trabajo y el grado de autocensura de los periodistas, el marco legal, la transparencia y la calidad de la infraestructura para la producción de información.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> De acuerdo con el reporte, tampoco el gobierno del presidente <b><a href="https://mx.reyqui.com/2019/12/andres-manuel-lopez-obrador-1953.html" target="_blank">Andrés Manuel López Obrador</a> </b>ha logrado frenar la <b>violencia </b>ni poner fin a la <b>impunidad</b> en que permanecen los crímenes cometidos contra periodistas, pues tan solo <b>en 2019 fueron asesinados 10 de ellos.<img alt="Periodismo en México" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCmlCChkPA1PC86kbn1xT_hEgs7RjU-7CBhO9JJdHsWR6ETzgSI6OT8vmP0Kmk4X2QQES5t69TUf2zB0Sbh0Ju7wqykOUiK8PxhSoKGKSVKm5W-8cO2jy2-pYY6Zu9oAJVzTU4ZINsuag/s1600/No+se+mata+la+verdad+matando+un+periodista.jpg" style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto;" title="México se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en América Latina - México la Red" /></b></div> <div align="justify"> Para RSF la amenaza más grave para la prensa en México es la <b>colusión entre políticos y autoridades locales con el crimen organizado</b>:</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> “En este país, como sucede con sus vecinos centroamericanos, persiste la colusión de políticos corruptos y autoridades (sobre todo locales) con el crimen organizado, que va más allá del ámbito político, lo que amenaza gravemente la seguridad de los actores de la información”, apunta el documento.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> Si bien<b> hubo un ligero avance</b> en la libertad de prensa en <b>México</b> con respecto a 2019, pues subió una sola posición en el<b> ranking general</b>, al pasar del lugar 144 al <b>143 </b>de 180, el país todavía está en una “<b>situación difícil</b>” respecto al resto del mundo, apenas un par de lugares arriba de naciones como <b>Venezuela</b> (147) y <b>Honduras</b> (148).</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> A nivel mundial, los países más peligrosos para ejercer el periodismo son China, Egipto, Irak, Irán, Libia, Arabia Saudita, Cuba, Corea del Norte y Vietnam, por citar algunos. Mientras que los mejores están en Europa, encabezado por <b>Noruega</b>, seguido de Finlandia, Dinamarca, Suecia y Países Bajos.</div> <div align="justify"> No obstante, RSF ve un <b>deterioro generalizado</b> en la situación de libertad de prensa en todo el continente: “El ambiente en el que trabajan los periodistas de América Latina es cada vez más complejo y hostil”, señala y añade, “<b>quienes abordan temas delicados sufren cada vez más presiones, violencia e intimidaciones</b>”.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> La organización también observa que a las agresiones físicas a los periodistas en América Latina se suman <b>las campañas de acoso a través de internet</b>, “emprendidas por ejércitos de troles y por simpatizantes de los regímenes autoritarios”.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> Además, sostiene que, “mientras la prensa de la región no cuente con<b> instituciones democráticas sólidas que garanticen la seguridad de los periodistas</b> y apoyen el desarrollo de los medios de comunicación, estos se verán obligados a reinventarse, a encontrar nuevas soluciones y alternativas”.</div> <div align="justify"> <b>Libertad de prensa durante el COVID-19</b></div> <div align="justify"> <b><br /></b></div> <div align="justify"> En el mismo reporte RSF muestra preocupación por una correlación entre la represión de la libertad de prensa registrada <b>durante la crisis del coronavirus (COVID-19)</b> y el lugar que ocupan los países en la clasificación mundial de la libertad de prensa.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> “La pandemia del Covid-19 resalta y amplifica las múltiples crisis que amenazan el derecho a una información libre, independiente, plural y fidedigna. Existe una clara correlación entre la represión de la libertad de prensa registrada durante la crisis del coronavirus y el lugar que ocupan los países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa”, señala.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> Por ejemplo, <b>China e Irán</b>, epicentros de la pandemia, establecieron <b>dispositivos de censura masivos.</b></div> <div align="justify"> <b><br /></b></div> <div align="justify"> En <b>Irak</b> el gobierno <b>suspendió la licencia de trabajo</b> de la agencia de noticias<i> Reuters </i>durante tres meses, horas después de que esta publicase una nota que <b>cuestionaba las cifras oficiales de casos de contagio.</b></div> <div align="justify"> <b><br /></b></div> <div align="justify"> En <b>Hungría</b>, el primer ministro, <b>Viktor Orbán</b>, hizo que se aprobara una ley relativa al coronavirus que sanciona la difusión de noticias falsas con penas de hasta cinco años de prisión, “una forma de coacción completamente desmesurada”.</div> <div align="justify"> <br /></div> <div align="justify"> “Los gobiernos autoritarios ven en la crisis sanitaria la oportunidad de aplicar la famosa ‘doctrina del shock’: aprovechar la interrupción de la vida política, la consternación de la población y el debilitamiento de los movimientos sociales, para imponer medidas que sería imposible adoptar en condiciones normales”, denuncia el informe.</div> <div align="justify"> <br /></div> <br /> <br /> <br /> <div align="justify"> Para que esta década decisiva no sea catastrófica, RSF enfatiza que la gente de bien, sea quien sea, y se encuentre donde se encuentre, tiene que movilizarse para que <b>el periodismo pueda cumplir la función esencial de ser un ‘testigo solvente’ para las sociedades</b>, por lo que debe contar con todas sus capacidades.//<em> <a href="https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/21/mexico-se-mantiene-como-uno-de-los-paises-mas-peligrosos-para-ejercer-el-periodismo-en-america-latina/" rel="nofollow" target="_blank">Infobae</a></em></div>

México se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en América Latina

México   sigue siendo uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en América Latina . Así lo alertó la organización inter...

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‘La Jornada’: 30 años de hacer periodismo crítico

<p align="justify">El diario <em>La Jornada</em> cumple este viernes <strong>30 años</strong>, en los que ha reportado lo que sucede en nuestro país y fuera de este. Para celebrarlo montaron una exposición fotográfica en las rejas de Chapultepec, en donde dan muestra de parte de su trabajo periodístico. <p align="justify">El diario fue fundado por <strong>Carlos Payán </strong>y un grupo de destacados periodistas como <strong>Miguel Ángel Granados Chapa</strong> y actualmente es dirigido por <strong>Carmen Lira</strong>. <p align="justify">En su editorial de aniversario, el diario alude a los bloqueos de publicidad que ha padecido y añade: <p align="justify">“Hasta la fecha, el <strong>manejo discrecional y patrimonialista</strong> de los anuncios del sector público sigue siendo una amenaza para la subsistencia de los medios independientes y, por consiguiente, para la libertad de expresión y el derecho a la información. El ámbito institucional no ha comprendido que <strong>la comunicación social es una obligación y que los recursos destinados a ella son dinero público que debe ser distribuido en forma equitativa y proporcional entre los medios,</strong> al margen de diferencias o de disgustos por sus respectivas líneas editoriales”. <p align="justify"><strong><img alt="Prensa en México" border="0" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi068LFm8L6CL6RCRr5tqmKdNZ5fOvdVrjqdpsuDphRjlwVPI7h4y9DAU8AWYw-Tw7vLwAheuiZNnQXMYM-ojxwYp3gfEJ91URfevkAvCrZiKZaB2Wv_cK_3TfnwqfWMixYR6cGH2_-Fpc/?imgmax=800" style="border-top: 0px; border-right: 0px; background-image: none; border-bottom: 0px; float: none; padding-top: 0px; padding-left: 0px; margin-left: auto; border-left: 0px; display: block; padding-right: 0px; margin-right: auto" title="‘La Jornada’: 30 años de hacer periodismo crítico - México La red" width="580">A continuación, su editorial de aniversario:</strong> <p align="justify"><strong>Tres décadas</strong> <p align="justify">El 19 de septiembre de 1984 <i>La Jornada </i>circuló por primera vez entre sus lectores. No fue un inicio fluido ni cómodo porque surgió en un entorno difícil y adverso, en medio de la crisis económica de esa década y en un entorno institucional asfixiante, antidemocrático y hostil a toda divergencia. Adicionalmente, el diario no tenía un respaldo importante de capital: los recursos indispensables se obtuvieron, fundamentalmente, de la venta de acciones entre la sociedad y de las aportaciones en obra que realizaron generosamente muchos artistas plásticos, encabezados por Rufino Tamayo y Francisco Toledo. <p align="justify">Lo recomendable al emprender un proyecto de esta naturaleza es disponer de dinero para sostener la publicación durante un año, como mínimo, para dar tiempo a su acreditación entre los lectores y los anunciantes y esperar sin angustia a que empiecen a fluir los ingresos. En sus inicios, <i>La Jornada </i>tenía dinero para funcionar cinco días. En tales circunstancias era impensable aspirar al establecimiento de una institución periodística sólida y perdurable. Se actuaba, simplemente, en función del deber, y el deber era dar a luz una publicación cotidiana necesaria para el desarrollo político, social y cultural del país y para dar voz y tribuna a sectores de la sociedad que carecían de ella. Sin embargo, este diario cumple hoy tres décadas y en ese lapso se ha convertido en parte fundamental del panorama informativo de México –el segundo periódico del país en términos de circulación– y del exterior; se ha vuelto un punto de referencia para centenares de miles de lectores y ha ganado, con su fidelidad a los principios fundadores, credibilidad y prestigio. <p align="justify">Si los grandes periódicos lo son porque perduran y porque tienen un carácter y un sello editorial propio y un lectorado leal y crítico, <i>La Jornada </i>cumple con los requisitos, y eso es un éxito y casi un milagro. <p align="justify">Esta publicación surgió sin la bendición de los poderes políticos y económicos, e incluso con su animadversión, porque el proyecto informativo que enarbolaba les resultaba incómodo: el periódico confrontó desde su inicio el proyecto neoliberal que por entonces se esbozaba apenas y que en el curso de estas tres décadas ha trastocado profundamente al país. <i>La Jornada </i>cuestionó también desde un principio al régimen político caracterizado por la cerrazón, la antidemocracia, la simulación y la represión, y propuso y defendió la necesaria democratización de las instituciones nacionales; puso énfasis, asimismo, en la desigualdad social, que ya entonces era alarmante y que hoy es abismal, y señaló la necesidad de reducirla, por el bien del país, de la paz y de la gobernabilidad; adicionalmente, el periódico se manifestó en defensa de la soberanía nacional en un momento en que empezaba a ser socavada por la globalización económica y por la debilidad de las autoridades nacionales ante gobiernos y capitales extranjeros. <p align="justify">Como resultado, el diario ha sido sujeto a constantes campañas de difamación e incluso a acosos judiciales desde medios informativos afines al poder y, lo más grave, a un bloqueo de publicidad por parte de las dependencias oficiales y de las agencias de publicidad. Aunque en los 30 años siguientes esa circunstancia ha sido superada en alguna medida, <i>La Jornada </i>no ha recibido nunca las proporciones de publicidad oficial y privada que ameritarían su circulación, su influencia y su penetración. <p align="justify">Hasta la fecha, el manejo discrecional y patrimonialista de los anuncios del sector público sigue siendo una amenaza para la subsistencia de los medios independientes y, por consiguiente, para la libertad de expresión y el derecho a la información. El ámbito institucional no ha comprendido que la comunicación social es una obligación y que los recursos destinados a ella son dinero público que debe ser distribuido en forma equitativa y proporcional entre los medios, al margen de diferencias o de disgustos por sus respectivas líneas editoriales. <p align="justify"><i>La Jornada </i>no es un periódico opositor a ultranza o crítico a rajatabla. En su manejo editorial rehuye las estridencias y el sensacionalismo y busca mantener un equilibrio para dar a conocer todos los puntos de vista de los involucrados en los temas que cubre; desde luego, en el vértigo periodístico del día a día resulta particularmente arduo buscar un equilibrio, y ese esfuerzo cotidiano le ha permitido ganar la credibilidad que hoy ostenta y el sitial de referencia para diversos sectores sociales y para las mismas cúpulas institucionales. Sin embargo, o más bien por eso mismo, este diario sigue siendo incómodo para los poderes políticos y económicos. <p align="justify">En lo que va del actual sexenio, si bien el sector público no ha dejado de contratar publicidad en estas páginas, ha retrasado los pagos más allá de todo plazo razonable, y ello ha colocado a la empresa editora de <i>La Jornada </i>en dificultades sin precedente. Es un hecho que la economía en su conjunto pasa por una situación constreñida, por decir lo menos, pero ello no basta para explicar tales atrasos, sobre todo a la luz de los abultadísimos gastos publicitarios que el gobierno federal ha realizado en otras instancias, particularmente en los medios electrónicos tradicionales, para legitimar el paquete de reformas estructurales recientemente implantadas. <p align="justify">Cabe preguntarse, en esta circunstancia, si los impagos mencionados son un mero descuido burocrático o una forma específica de presión sobre la línea editorial del diario. Sin afán de prejuzgar, hay un hecho inquietante y grave: el bloqueo de publicidad que la Federación y los gobiernos estatales han impuesto a la revista <i>Proceso</i>, que es sin duda la publicación política semanal más importante del país y, como <i>La Jornada</i>, un medio que ha destacado por su independencia. <p align="justify">Tal medida constituye una regresión de siete lustros a tiempos de autoritarismo presidencial que se suponía superados: “no pago para que me peguen”, explicó José López Portillo cuando impuso el embargo publicitario a Proceso a finales de los años 70 del siglo pasado, en lo que fue una valoración aberrante, tanto porque pretendía reducir la institucionalidad federal a su persona, como porque el erario no era suyo, sino de la nación. <p align="justify">Más grave aún, el intento por someter a un medio con el recurso de privarlo de la publicidad oficial es una distorsión antidemocrática y facciosa del espíritu republicano que debiera primar entre los gobernantes, constituye un ataque directo al derecho de los ciudadanos a informarse y al de los comunicadores a informar y expresarse, y priva a las propias autoridades de indicadores e instrumentos para enterarse del pulso social y del sentir de sus gobernados. Cabe esperar que esas tentaciones autoritarias sean contenidas y que den paso a una verdadera comprensión del papel de los medios independientes en una sociedad moderna: un contrapeso necesario al poder y una vía de expresión a las causas profundas de la sociedad. <p align="justify">A pesar de las dificultades mencionadas y de muchas otras que han surgido en el camino,<i>La Jornada </i>llega hoy a sus 30 años de existencia, y a ésta, su edición número 10 mil 822, con el ánimo intacto, la determinación de fidelidad a sus principios y a su línea editorial, y el propósito de actualizarse en forma permanente. <p align="justify">El país y el mundo se han transformado y, con ellos, el oficio periodístico se enfrenta a nuevos desafíos conceptuales, metodológicos, tecnológicos y organizativos. La revolución digital no sólo cambió radicalmente la cotidianeidad laboral e los periodistas, sino que los puso ante experiencias nuevas y fascinantes, pero también ominosas, como el estremecimiento mundial causado por las acciones de Chelsea Manning, Julian Assange y Edward Snowden. Este diario ha tenido una participación directa en esa historia, toda vez que fue seleccionado por <i>Wikileaks</i> para difundir la porción mexicana de los cables secretos del Departamento de Estado y que, desde entonces –diciembre de 2010– ha trabajado con esa organización en la difusión de documentos que los gobernantes pretenden escamotear a la mirada de la opinión pública y en una lucha por la transparencia que ha impactado profundamente en los poderes políticos y en las sociedades del mundo. <p align="justify">Una generación creció leyendo estas páginas y otra, con acceso natural a las redes sociales, empieza a emerger. Para ambas el trabajo de <i>La Jornada </i>ha sido un referente de importancia y una ventana al acontecer mundial minimizado, distorsionado o negado por el periodismo mercantil que no busca informar, sino entretener para, como objetivo último, lucrar. En contraste, este diario no ha buscado hacer periodismo para acumular dinero, sino conseguir dinero para hacer periodismo; su público lo sabe y puede confiar en que esa determinación no va a verse alterada por presiones externas ni por eventos internos. <p align="justify">Ciertamente, es mucho lo que falta por hacer. Como todo medio impreso tradicional, <i>La Jornada </i>debe culminar con éxito la incorporación, al proceso de producción basado en el tiraje en papel, de una lógica de flujo constante orientada a computadoras y dispositivos. <p align="justify">Mantener y mejorar la calidad de este producto informativo es un compromiso permanente, y una manera de retribuir y agradecer el acompañamiento de su público a lo largo de esta aventura que llega hoy a sus primeros 30 años.//<em> Aristegui Noticias (COM)</em></p>

‘La Jornada’: 30 años de hacer periodismo crítico

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