Publicado el 14/06/2015
Estando tan cercanos al festejo del Día del Padre
en México, un festejo un tanto más silencioso en nuestro país en
comparativa al Día de las Madres, queda preguntarnos ¿qué lugar ocupan los
padres en nuestra sociedad? ¿Cómo influye esto en nuestras familias y en nuestro
país?
La paternidad y la
masculinidad en México parecen, de cierta manera, olvidada.
Debido a los grandes problemas de género que se han presentado
en nuestra sociedad, los esfuerzos de investigación y los programas sociales han
tenido que volcarse principalmente en las mujeres, dejando en un segundo
plano a la figura del varón y el padre.
Para poder entender mejor la paternidad en
México, debemos tomar en cuenta la gran diversidad en cuanto a tipos de
familias que existe en nuestro país. Indagando en estudios del INEGI, la mayor
proporción de hogares, en México es de tipo familiar biparental de los cuales
existen 33 hogares con jefatura femenina por cada 100 hogares con jefes hombres.
Por otro lado, 18.5% de los hogares familiares son monoparentales, los cuales se
encuentran encabezado en un 84% por mujeres. El porcentaje restante está
compuesto por 797, 000 familias encabezadas por varones, de las
cuales: 259,000 son hombres separados o divorciados, 495,000 son viudos y 42,000
son padres solteros.
Éste
es el panorama en cifras acerca de la paternidad en México. No obstante, cabe
preguntarnos, ¿cuáles son los roles de estos padres y cómo es que han
ido cambiado en nuestra sociedad?
A lo largo de nuestra historia, hemos cargado con una herencia
de roles de género estereotípicos donde el varón es el proveedor y el sustento
económico familiar y las mujeres se encargaban de las labores domésticas y del
sustento emocional de los hogares.
En la actualidad, con la incursión de la mujer en el ámbito
laboral (por mencionar un solo factor) estos roles no son sustentables, lo que
ha abierto camino a que los padres participen activamente en la crianza de sus
hijos. Esto ha generado una disyuntiva para los varones, en donde pareciera que
participar en las labores domésticas o en la crianza de los hijos sacrificara o
diluyera la masculinidad del varón. Por ejemplo, en nuestra sociedad sigue
haciéndonos ruido (tanto a hombres como a mujeres) que sea el varón quien gane
menos dinero que la mujer, o que un varón se haga cargo de las labores
domésticas que implican el hacerse cargo de un hogar.
Por otro lado, nuestro sistema legislativo pone ciertas trabas
a los varones para poder incursionar de lleno en la paternidad, como el permiso
laboral por paternidad de únicamente 3 días después del nacimiento del bebé, o
al limitar la prestación de “cuidados maternos” o guarderías exclusivamente para
mujeres. Esto presenta una situación de desigualdad de género en nuestro país de
la que todos nos vemos afectados.
La presencia de los cuidados paternos tanto en los bebés como
en los niños y adolescentes, es crucial para el desarrollo óptimo de los seres
humanos. El rol del padre en los niños es el de aportar una imagen moral
positiva y buena, ser el protector y cuidador, funge como modulador y
catalizador de las emociones de los niños, ayuda en el proceso de
individuación, es el mentor y modelo en la transición a la adultez, generando
individuos más seguros, autónomos e independientes. A su vez, es el soporte
principal de la pareja, lo que favorece que los niños crezcan en un ambiente más
favorable.
Cada día escuchamos más casos en los que los padres se llevan a
sus hijos al trabajo o se quedan en casa a cuidarlos, y ojalá escuchemos cada
vez más, ya que mientras más presente estén los padres en la vida de sus hijos,
mejores mexicanos tendremos.// De 10 (MX)
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