Otra vez los cadáveres empiezan a apilarse. El 4 de abril, desconocidos abrieron fuego contra la fachada del principal hotel de Ciudad Mier y dejaron al menos 20 impactos de bala en el edificio de dos pisos. Al día siguiente, los soldados mataron a cuatro supuestos atacantes. 24 horas después, otros tres atacantes aparecieron muertos cerca del río Bravo.
Una ola de violencia ha dejado al menos 50 muertos este mes en el estado de Tamaulipas, según un recuento de Associated Press en base a informes de la prensa mexicana. Y muchos temen un retorno a los días aciagos del 2010, en que un sector del Cartel del Golfo se sublevó contra sus antiguos capos y se alió con los Zetas, una organización caracterizada por apelar a métodos sanguinarios.
La rivalidad perdura, pero las autoridades dicen que muchas de las recientes matanzas son consecuencia de nuevas peleas entre dos capos del Cartel del Golfo, antiguos aliados que ahora se disputan el control de ciudades y de sectores de la frontera.
Tamaulipas siempre desempeñó un papel prominente en las guerras de narcotraficantes. Es uno de los puntos fronterizos por donde pasan más drogas y migrantes que se dirigen a Estados Unidos, y armas y efectivo que viajan en la dirección contraria.
Las autoridades nacionales enviaron soldados en noviembre del 2010 y las patrullas militares pasaron a ser parte de la vida cotidiana. La violencia no desapareció del todo, pero amainó. Incluso para los patrones de Tamaulipas, lo ocurrido en abril es algo extremo.
El gobierno nacional ha prometido una nueva estrategia para contenerla, pero todavía no ha dado detalles.// El economista (MX)
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