La propagación de la pandemia obliga a las autoridades a cancelar clases presenciales, y transmitir clases por radio y TV. No es un proyecto pedagógico que considere la gran diversidad cultural y socioeconómica del país.
México iniciará clases por televisión y radio el próximo 24 de agosto, debido a que la pandemia impide las clases presenciales. Sin embargo, expertos cuestionan el modelo, que no considera ni la diversidad de la población, ni a los grupos más vulnerables, por lo que la pandemia condenará a millones a seguir sumergidos en la pobreza y el rezago socioeconómico.
El lunes pasado (03.08.20) el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma, anunciaron la estrategia del gobierno federal con la que se impartirá la educación pública, ante la imposibilidad de mantener clases presenciales para los 30 millones de alumnos que hay registrados en el sistema educativo en México. Millones de niños en comunidades alejadas, que no tienen ni televisión, se quedarán sin almuerzo escolar, por lo que la brecha de desigualdad se agigantará aún más debido a la pandemia.
El país supera este lunes (10.08.20) los 52 mil fallecidos y más de 475 mil casos positivos por coronavirus. México figura en el sexto puesto mundial por contagios después de Estados Unidos, Brasil, India, Rusia y Sudáfrica, y en los últimos días registró nuevas infecciones con más de 9 mil al día.
Proyecto pedagógico
El presidente y las empresas involucradas celebraron la iniciativa como única en el mundo. "Está claro que no se puede regresar a las clases presenciales en los planteles. Es muy lógico que hay que buscar algún medio para divulgar la educación pública", reconoce Manuel Gil Antón, Profesor del Centro de Estudios Sociológicos en El Colegio de México. Sin embargo el experto advierte: "Se está confiando en que los canales de televisión conviertan a la sala familiar, el espacio en donde se encuentra el televisor, en aula. Ahí el niño sentado, con sus cuadernos y sus libros como ayuda va a recibir la clase. Me parece que a la Secretaría de Educación Pública (SEP) le faltó, y al país le hace mucha falta una propuesta de mediación entre los contenidos que emiten las pantallas de televisión, los aparatos de radio, las computadoras, los whatsapps, y los que ven, escuchan o reciben esos contenidos, y eso se llama un proyecto pedagógico".
Aprende en Casa, la alternativa en tiempos de coronavirus
"Aprende en Casa II" costará al gobierno 15 pesos por cada alumno, niña, niño o adolescente inscrito en el ciclo escolar 2020-2021 en nivel preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Este monto se traduce en un costo de 450 millones de pesos, (más de 20 millones de dólares), que recibirán las televisoras, encabezadas por las empresas privadas Televisa y TV Azteca. "Aprende en Casa" fue la alternativa educativa que lanzó el gobierno en marzo pasado, cuando el país cerró la vida pública como medida para contener la propagación del virus. Hasta el momento las autoridades educativas no han hecho ninguna evaluación, por lo que no se sabe lo que los escolares y estudiantes aprendieron. "No sabemos cuál va a ser el papel de mediación posible del magisterio, y sobre todo, no se le puede sustituir por las madres de familia y reducirlo a que sean ellas las que verifican y califican", advierte Gil Antón.
"Profesoras y profesores que tengan aprecio por la dignidad de su oficio, creo que tienen que sentirse en mayor o menor grado excluidos al ser sustituidos por una emisora única que está dejando a las familias sin apoyo para el proceso de aprender", dice Gil Antón, y añade que una madre que tiene que salir a trabajar, y hay millones de familias monoparentales, no dejará al niño encadenado frente a la televisión, se lo tiene que llevar a trabajar, o se lo encargará a la abuela, que podría ser analfabeta. Entre más lejos se esté de la posibilidad de una mediación entre profesor y alumno, entre padres de familia y hermanos- alumno, habrá menos aprendizaje".
Por su parte, Oralia Bonilla, maestra de formación y directora de la asociación civil "Innovación y Asesoría Educativa", cuyo objetivo es fortalecer la escuela mexicana, advierte que aunque la decisión política y económica es la correcta, desafortunadamente los más marginados en amplias regiones del país seguirán en las mismas condiciones. "Me parece que es una buena decisión de orden político, pero no siempre las decisiones políticas van de la mano de las necesidades de aprendizaje y de las mejores condiciones para que los niños aprendan".
La mitad de la población vive del sector informal
La pandemia ha exacerbado la pobreza en un país en donde la mitad de la población económicamente activa vive del sector informal. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más de 16 millones de hogares no tienen cobertura de internet, lo que supone una brecha educativa que impide que millones de estudiantes accedan a contenido educativo en línea.
"El país cuenta con una pobreza extrema y con malos instrumentos y políticas para hacer llegar la educación a través de internet, que sería lo ideal en estos casos. Por datos que sacó la Comisión Nacional para la Mejora Continua Educativa (MEJOREDU), se observa que el medio del que dispone la mayoría de los hogares es la televisión, seguida de la radio: en algunas familias, solo este último. Nuestro país es muy diverso, por lo que se podría haber optado por las señales de radio y televisión pero también por google classroom y otras plataformas que ayudan a los maestros a comunicarse directamente con los estudiantes", señala Oralia Bonilla.
Según el diario Reforma, la SEP pagará hasta 36 millones de pesos (más de 1,6 millones de dólares) a una empresa outsourcing contratada por Grupo Elektra (Televisión Azteca), y una productora privada para elaborar los materiales audivisuales. Este grupo debe buscar el apoyo de más de 320 profesionales de pedagogía y comunicación, un equipo que trabaja para la Dirección General de Televisión Educativa (DGTVE) de la SEP para entregar veinte tipos distintos de materiales que van desde cápsulas de tres minutos, hasta programas de dos horas de duración.
"En nuestro equipo han sido llamados distintos compañeros especializados en distintas áreas de enseñanza, y van a hacer gratuitamente su trabajo. Están pidiendo una colaboración sin ningún contrato, sin ningún pago. De buena voluntad están cooperando, porque el dinero estará destinado a las empresas televisoras. Me parece que será todo improvisado. ¿Quién puede preparar un buen programa de televisión con los enfoques que se han estado trabajando durante muchos años? Necesitaríamos un medio año de preparación por lo menos, pero en 20 días sacar esto va a ser un riesgo muy grande", advierte Bonilla.
El magisterio, desconcertado
"Los maestros no están contentos. No pueden ser sustituídos por una televisión, me parece que no hay una coordinación. Si se tuviera un programa de televisión, con un cuadernillo para el maestro, otro para el alumno y horarios bien definidos, así como una capacitación previa, tipo telesecundaria, más o menos se salvaría, pero ésta no es la mejor medida política frente a la diversidad y las condiciones tan variadas en las que vive nuestra población".
La experta y su equipo han visitado algunas escuelas y señala que los maestros en la condiciones en las que estaban trabajando durante la contingencia, combinaron los programas de televisión con sus propias estrategias y plataformas comerciales y gratuitas para comunicarse con sus alumnos, los visitaban o estos acudían a las aulas a recoger instrucciones. "Un 30 por ciento de los estudiantes no están siendo contactados por sus maestros. Ahora no sabemos qué va a pasar. Los maestros están desconcertados, no hay una orientación clara, y como siempre, la capacitación para ellos llegará tres días antes de que comiencen las clases, sin conocer siquiera los programas", lamenta.
Oralia Bonilla señala que la diversidad del país requiere de otro tipo de gestión y política. "Debe haber una mayor posibilidad de autonomía en la toma de decisiones. No es posible que se esté mandando un mismo programa para todos los niños de todo el país. El enfoque que plantean las investigaciones pedagógicas más avanzadas hablan de un enfoque sociocultural, que tiene que ver con aprender según la situación in situ".
Gil Antón coincide, pero además señala que el modelo de aprendizaje pasivo supone grandes riesgos. "Lo trágico es que la capacidad reflexiva, analítica, de entender el mundo, de descifrarlo y describirlo se detenga. En México se pone en su lugar la atención pasiva, y el daño mayor va a ser la situación de pobreza de muchísimos niños, niñas y adolescentes, que ya no regresen a la escuela cuando ésta sea presencial. Porque van a estar incorporados en un espacio laboral absolutamente pobre. Van a buscar trabajo en donde no lo hay, y van a dejar de ir a la escuela".
Manuel Gil Antón y Oralia Bonilla coinciden en que debe haber un esfuerzo en la creación de estrategias diversas, creativas, interesantes que, aunque son difíciles de llevar a la práctica, son las únicas alternativas ante la pasividad de los alumnos frente al televisor.// DW
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